sábado, 27 de abril de 2019

CONECULTA presenta exposición “Máscaras de Chiapas” que a partir del 24 de abril

Según Octavio Paz, el mexicano es un ser que “se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa”. Así lo dice en el libro de ensayos El laberinto de la soledad y así lo muestra el
epígrafe de la ficha técnica que sirve de explicación a la exposición “Máscaras de Chiapas” que a partir del 24 de abril puede observarse en el patio central del Museo del Café.

En la apertura de la exposición, la maestra Irma Pérez Luna, Directora de Patrimonio e Investigación Cultural del Coneculta expresó que más allá de inaugurar esta muestra que alberga alrededor de 50 máscaras de madera, tela, piel y otros materiales, se trata de contextualizar y poner énfasis en la conformación de la identidad de las y los chiapanecos con actividades que complementen su visión y así “hacerlos guardianes de nuestra cultura”. 
 
Como se pudo constatar, la máscara es un símbolo religioso y cultural, así quedó demostrado en los cuadros que al principio y al final del evento, el grupo de Danza Folclórica de la Unicach, dirigido por Luis Chandoquí, interpretó una danza alusiva al carnaval zoque de San Fernando en la que los danzantes usando una de las máscaras propias demostraban cómo el uso de la máscaras está vinculado al ritual, a la música y al baile; mientras que en la danza del cierre se observó el baile de Parachicos y Chiapanecas con los que el público se emocionó tanto que hasta acompañó con las palmas el consabido estribillo de “Las chiapanecas”.

En el conversatorio “La máscara de Parachico”, Guadalupe Rubicel Gómez Nigenda, patrón de los Parachicos desde enero de 1999; Erwin Muñoz Roblero, antropólogo y coleccionista;  Raúl Vázquez Marina, originario de Chiapa de Corzo e investigador de la evolución de la máscara tradicional y Efraín Castilla Flores, investigador de la Dirección de Patrimonio Cultural, quien también fungió como moderador, se coincidió en afirmar que el Parachico es un ente inmortal y colectivo, porque “pierde” su identidad al dejar de ser una persona con nombre y apellido para volverse parte de un todo que representa a todo un pueblo.

Rubicel Gómez Nigenda, quien además de ser patrón de los Parachicos, es maestro en educación y fundador de la Casa Museo de los Parachicos, enfatizó en el significado ritual: “Al ponernos la máscara somos otra persona”, de esa forma el Parachico sufre una transformación, adquiere un poder especial, se vuelve el ente inmortal que ha trascendido tres siglos. Así, la máscara le da poder y fuerza para bailar seis días seguidos, aseveró. 

Y después de responder algunas preguntas del público se procedió al tradicional corte del listón por parte de la directora de Patrimonio y la directora de Publicaciones, Tanya Cossío, acompañadas de los panelistas y el público asistente, no sin antes comentar que a la par de esta exposición se realiza el Taller sobre la técnica de las máscaras en donde se trata de trabajar máscara tradicional para que no se distorsione la figura del Parachico y con ello no se transgreda la tradición. 

Por último, como un ejercicio interdisciplinario, también se realizó la presentación del libro Palabras dispersas de Beatriz Muñoz en donde se conjuntaron la música, las artes escénicas y plásticas con la literatura en un festín en el que Jorge Luna, Luis Pozos, Nidia Piedad, Francisco Alonso López Villalobos y Julio Alegría expresaban, a su manera, las diversas interpretaciones de lo que los poemas de la autora les provocaba.

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